martes, 23 de diciembre de 2008

martes, 2 de diciembre de 2008

martes, 25 de noviembre de 2008

Asalto al paraíso

A la entrada del pueblo

por el lado
del cementerio

casas miserables
sin cercas

y un aroma que venía
de dónde

¡Mandarinas!
Increíbles

mandarinas
Qué lujo de esmeralda
y oro cobrizo entre tanta roña
irritándose al sol
-Hijos de puta
a robar a... -dijo el arcángel con
un machete en la mano
Todavía
me arde en la cara el fuego de sus ojos.

Luis Marré, entresacado de "Poemas cubanos del siglo XX" (Hiperión), selección de Manuel Díaz Martínez. Como el editor de textos de blogger es bastante churrillo (o yo muy manazas), no da opción a guardar la versificación singular -en el sentido de no ordinaria- de un poema ultraista. Así que he tirado por la calle de enmedio y me invento libremente esta división estrófica que, oh, aviso, ¡es mía ( y no del autor)!

lunes, 24 de noviembre de 2008

viernes, 24 de octubre de 2008

Junto a la tumba de Azaña

Ramona García Gabaldón/ elpais (21/09/08)
Granada

Sobre la lápida de granito que la cubre, un escueto Manuel Azaña (1880-1940). A sus pies, un ramo de rosas de plástico de color rojo, violeta y amarillo cubre una bandera doblada, también de plástico, de la República, dejando ver un descolorido escudo de España. Al lado del ramo, una separada rosa granate. Los republicanos españoles en el exilio francés recuerdan al jefe de Estado en tres placas de diferente estilo. En otra placa, y en un texto grabado sobre la piedra, se confía en que Azaña perdure en la memoria de la gente.

Todo esto es lo que hay del que fuera presidente de la II República Española en el cementerio de Montauban. Descubrir la localización de la modesta tumba fue una odisea bajo un justiciero sol de julio, pues el "guardián" no estaba para informarnos. Durante casi una hora paseamos por las calles, sin hallar rastro alguno. Al final, cuando el responsable llegó, nos acompañó amablemente, "en su coche", al lugar donde reposan los restos de Azaña.

Ni una sola indicación en la entrada del cementerio. ¿Por qué no señalar que allí yace un gran estadista y jefe de Estado de España? E incluso, ¿por qué no poner un plano con ubicación de la tumba? Tal vez la Ley de la Memoria Histórica diga algo que se pueda hacer al respecto. Tal vez le podría corresponder hacer algo al Gobierno de España.

jueves, 4 de septiembre de 2008

miércoles, 25 de junio de 2008

De la oda a la flor de Gnido

Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que un momento
aplacase la ira
del animoso viento,
y la furia del mar y el movimiento,

(...)

Por ti, su blanda musa,
en lugar de la cítara sonante,
tristes querellas usa,
que con llanto abundante
hacen bañar el rostro del amante.

Por ti, el mayor amigo
le es importuno, grave y enojoso;
yo puedo ser testigo,
que ya del peligroso
naufragio fui su puerto y su reposo;

y agora en tal manera
vence el dolor a la razón perdida,
que ponzoñosa fiera
nunca fue aborrecida
tanto como yo dél, ni tan temida.

No fuiste tú engendrada
ni producida de la dura tierra;
no debe ser notada
que ingratamente yerra
quien todo el otro error de sí destierra.

Hágate temerosa
el caso de Anajérete, y cobarde,
que de ser desdeñosa
se arrepintió muy tarde;
y así, su alma con su mármol arde.

Estábase alegrando
del mal ajeno el pecho empedernido,
cuando abajo mirando,
el cuerpo muerto vido
del miserable amante, allí tendido,

y al cuello el lazo atado,
con que desenlazó de la cadena
el corazón cuitado,
que con su breve pena
compró la eterna punición ajena.

Sintió allí convertirse
en piedad amorosa el aspereza.
¡Oh tarde arrepentirse!
¡Oh última terneza!
¿Cómo te sucedió mayor dureza?

Los ojos se enclavaron
en el tendido cuerpo que allí vieron;
los huesos se tornaron
más duros y crecieron,
y en sí toda la carne convirtieron;

las entrañas heladas
tornaron poco a poco en piedra dura;
por las venas cuitadas
la sangre su figura
iba desconociendo y su natura;

hasta que, finalmente,
en duro mármol vuelta y transformada,
hizo de sí la gente
no tan maravillada
cuanto de aquella ingratitud vengada.

No quieras tú, señora,
de Némesis airada las saetas
probar, por Dios, agora;
baste que tus perfetas
obras y hermosuras a los poetas

den inmortal materia,
sin que también en verso lamentable
celebren la miseria
de algún caso notable
que por ti pase, triste y miserable.


Garcilaso de la Vega

lunes, 28 de abril de 2008

domingo, 17 de febrero de 2008

Carnets

X

La camisa se prende a mi cuello mientras voy tras aquellos ojos.


René Chautebriand

La vejez es un ave cansada; ya casi no alcanza a ver el cielo… sólo divisa tierra.


Alcestis

En la celda fría de mi cuerpo ya no arde la hoguera de otros dedos.


Friedrich Nietzsche

Con la imitación gana prestigio todo lo que carece de valor, y lo que tiene valor, lo conserva o ¿quién sabe qué obra nueva engendrará? Es la vida, recordadlo, un libro lleno de capítulos inacabados.


Li Po

Alta en el cielo, aquella nube es como gasa, gasa de vapor y viento que deslíe un recorte de labios.


Gastón Baquero

¡Créeme, necesito quitarme la vida… para dejar de jugar a un ajedrez inventado sobre el abrigo lunático de tu piel!


Wislawa Szymborska

La tibia luz azul de aquel establo, donde la niña ordeñaba una vaca, aún sigue parpadeante en mi sueño, intacta.

jueves, 7 de febrero de 2008

martes, 5 de febrero de 2008