A la entrada del pueblo
por el lado
del cementerio
casas miserables
sin cercas
y un aroma que venía
de dónde
¡Mandarinas!
Increíbles
mandarinas
Qué lujo de esmeralda
y oro cobrizo entre tanta roña
irritándose al sol
-Hijos de puta
a robar a... -dijo el arcángel con
un machete en la mano
Todavía
me arde en la cara el fuego de sus ojos.
Luis Marré, entresacado de "Poemas cubanos del siglo XX" (Hiperión), selección de Manuel Díaz Martínez. Como el editor de textos de blogger es bastante churrillo (o yo muy manazas), no da opción a guardar la versificación singular -en el sentido de no ordinaria- de un poema ultraista. Así que he tirado por la calle de enmedio y me invento libremente esta división estrófica que, oh, aviso, ¡es mía ( y no del autor)!
martes, 25 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
lunes, 17 de noviembre de 2008
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